First day in England land's

by theSpiritOfswiM

Creo que debería comenzar indicando que hoy he llegado más lejos de lo que nunca había llegado, y eso es algo que no creí que hubiera sido capaz de hacer sin cierta persona que ya no está a mi lado. Tengo que decir también, más bien agradecer, que si he lo he logrado ha sido gracias a una persona que sí ha sabido estar ahí en los momentos buenos, pero sobretodo ha estado ahí en los momentos malos, una persona sin la que no habría llegado desde Finisterre hasta London. Todo un ejemplo de que todo caviar viene en cajas pequeñas pero que no todas las cajas pequeñas contienen caviar.

Hecha ésta metafórica (como siempre) introducción, tengo que confesar que England me ha enamorado en tan sólo dos horas. Podría decir lo mismo que dijo Bilbo Bolsón en The Lord of the Rings: "Creo que en el fondo, Frodo sigue enamorado de la Comarca, de sus bosques y praderas, de sus arroyos...", y añadiría yo: "... y sus colinas, de cada árbol, de cada casa y cada calle, de su ritmo..." Sin duda si algo tiene este país es ritmo. Ritmo en cuanto a la historia, a las costumbres y a la forma de vida que el país ha sabido adaptar a la perfección al desarrollo del mundo. Digo historia y costumbres, porque no os quiero engañar, sinceramente no, es que aquí es todo muy antiguo.

Sin duda este pais tiene algo, algo mágico me atrevería a decir, algo que te hace ver la realidad de forma distinta. Digamos que paseando por en medio de una de las calles de Londres, con sus edificios antiguos y sus monótonos transeúntes sumidos en su rutina, de hecho lo que menos te sorprendería seria ver como uno de ellos levanta una varita y exclama en voz alta palabras como "Alohomora", "Avada Kedavra" o "Lumos" mientras un haz de luz sale de la punta de la varita en dirección a ti. Debes pensar que estoy loco pero te aseguro que es cierto. Si te paras a observar fijamente uno de esos edificios de casas adosadas de Londres, puede por un momento que dudes, incluso, de si una nueva casa está surgiendo entre dos, e intentas prestar más atención contando las casas que hay una y otra vez y asegurándote a ti mismo que lo que estas pensando es imposible. Aun así permaneces algo escéptico. Y es que tras pasar unas horas en la parte antigua de la ciudad empiezas a restar mérito a la imaginación de Joanne Kathleen Rowling y empiezas a pensar que correr hacia un muro entre los andenes nueve y diez de la estación de King's Cross no es tan mala idea... empiezas a comprender que en la mente de Tim Burton está Inglaterra, tan siniestra, tan oscura, tan gélida... empiezas a creer haber visto a Eduardo Manostijeras entre los delgados troncos desnudos de los arboles de algun bosque.


Inglaterra parece un país mágico, pero hay que ser prudente, porque ya se sabe que las cosas nunca resultan ser lo que parecen, y si en este caso lo llegase a ser, cabe esperar que esa magia no desaparezca.

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